El lejano Oriente

Desde hace más de mil años, los hombres europeos (occidentales) se autodesignaron como los poseedores de la sabiduría, la tecnología y el poder. Pensaban que sus ciudades, gobiernos y naciones eran los más fuertes y desarrollados. Poco a poco, descubrieron que no eran el centro del orbe, que más allá de los mares, desiertos y las tierras donde ellos creían que el mundo tenía un fin, existían los Otros: civilizaciones totalmente distintas, con usos y costumbres muy diferentes a los suyos.

El viajero italiano Marco Polo (quien vivió durante los siglos xiii y xiv) se ganó un lugar en la historia por sus viajes a Oriente. Cruzó los límites difusos entre Europa y Asia y recorrió las costas de este último continente, intercambiando mercancía y conociendo a las personas que ahí residían. Estableció una sólida relación con el imperio chino, y narró en sus relatos las maravillas de esas tierras desconocidas. Muchas de sus historias refieren a un lugar mágico, de ensueño, repleto de animales, flores y alimentos totalmente desconocidos y disímiles de los que eran referencia para los europeos. Si a ello sumamos que en aquellos años la comunicación (escribir y enviar cartas) no era algo sencillo, nació la gran leyenda del lejano Oriente.

Pensaríamos que en nuestros tiempos el mundo nos es por entero conocido. Basta introducir una palabra o frase en la barra de nuestro buscador de internet para aprender todo lo que necesitamos sobre algún tema. Pero no estamos tan distantes de aquellos viejos seres humanos occidentales que creían conocerlo todo sin realmente mirar más allá de lo que sus ojos abarcaban, ¿realmente estamos en contacto con los otros? ¿En verdad nos preocupamos y nos ocupamos por hacer de nuestro mundo un lugar mejor no sólo para quienes tenemos cerca?

 

En sus viajes, seguramente Marco Polo habrá pasado por las tierras que hoy conforman la nación de Tailandia. Se trata de un lugar místico, exótico, como siempre hemos concebido Oriente. Sus ciudades están llenas de bullicio, de mercados atiborrados de personas y especias, frutas coloridas, olores afrodisiacos, deliciosa comida. Posee diferentes «maravillas» como sus radiantes playas, sus templos budistas cuyos decorados dejan pasmado a cualquiera, sus hermosos campos cultivados de arroz (principal producto que Tailandia exporta a todo el mundo), sus parques nacionales que contienen bosques, montañas, ríos y sorprendentes cascadas, su flora y fauna característica, por mencionar sólo algunas. Como muchos países distanciados del centro del mundo (Europa), su desarrollo ha sido disímil para la población: en su ciudad más importante, Bangkok, además de enormes centros económicos y comerciales hay zonas marginadas donde habita la gente con muchas carencias.


¿No te encantaría ser un explorador, un nuevo Marco Polo? Te invitamos a que descubras Tailandia, que permitas a tus ojos sorprenderse como los del comerciante italiano. En Nomad Republic te proponemos un viaje a Tailandia, pero más allá del simple turismo para conocer: te ofrecemos la oportunidad de una experiencia de vida. Además de visitar los templos, de ser parte de las coloridas fiestas tailandesas, de explorar sus zonas naturales a través del ecoturismo, te convidamos a formar parte de nuestro equipo que trabaja en diversas actividades para apoyar a las comunidades tailandesas. Podrás impartir clases de inglés que ayudarán muchísimo a los pobladores a sumarse a las actividades turísticas; puedes llevar a cabo diferentes actividades con niños tailandeses; apoyar en reservas ecológicas en el cuidado de animales de la zona; o contribuir con distintas actividades en beneficio de la comunidad. Conocer un lugar tan disímil a nuestra realidad no es suficiente si no impactamos con un cambio positivo para los otros, que son parte de nuestro mundo al igual que nosotros.  

 

VIAJA CON CAUSA A TAILANDIA


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