En este siglo xxi al que vamos dando forma día a día, la esperanza de vida de los seres humanos es cada vez más elevada. Hace unos cien años era rara la persona que llegaba a los ochenta o noventa años, y ahora es una realidad. Esto se debe a las mejores condiciones de vida y salud, a los descubrimientos médicos y los cuidados sobre alimentación y deporte que cada vez tenemos más en consideración. ¿Te imaginas vivir 170 años? Las tortugas gigantes de Galápagos son los seres vertebrados (es decir, con huesos) que más tiempo viven en el planeta, entre 100 y 170 años.
Las Islas Galápagos, de hecho, se llaman así por las tortugas: galápago es un nombre antiguo para denominar a estos reptiles. Cuando el conjunto de islas, ubicado en el océano Pacífico a la altura del Ecuador, fue descubierto y se les incluyó en el mapa de la Tierra, por allá de 1570, se les nombró: las islas de las tortugas. Algunas centurias después, en 1835, el naturalista británico Charles Darwin viajó a estas islas y por lo que allí contempló pudo dar forma a la famosa teoría de la evolución, que transformó la manera en que nos pensamos como seres vivos. Las tortugas gigantes tuvieron mucho que ver en las ideas de Darwin, pues al ir a diferentes islas notó que la especie cambiaba, aunque fuera ligeramente, de un sitio a otro. Así, se dio cuenta que aunque parecían idénticas, algunas tortugas tenían el cuello o las patas más largas y, especialmente, su enorme caparazón variaba de una a otra, todo ello con el fin de adaptarse a las condiciones de su hábitat. Ahora sabemos que sí, aunque ligeramente, su genética es diferente entre las especies de cada isla (el archipiélago de Galápagos está compuesto por trece islas y se sabe de la existencia de tortugas en al menos diez de ellas).
Hace no mucho tiempo, seis años para ser exactos, murió el Solitario George, el último espécimen vivo de la subespecie Chelonoidis abingdonii, originario de la isla Pinta. A pesar de que se realizaron importantes esfuerzos internacionales para lograr conservar su especie, no hubo manera de lograr que tuviera descendencia. Con su muerte se extinguió esta subespecie de tortuga gigante. Ahora, su historia es el símbolo de los esfuerzos para conservar a la especie, pues las siete variedades diferentes de tortuga que existen todavía se encuentran en peligro de extinción.
En la isla Isabela se encuentra el Parque Nacional de Galápagos, encargado de la conservación de las exóticas especies de animales que habitan estas islas. Te invitamos a que formes parte del equipo que realiza este valioso trabajo todos los días: viaja a Galápagos y pon manos a la obra en los esfuerzos de conservación de las tortugas gigantes. Las labores en el centro son por demás interesantes: cuidarás de las tortugas, les darás de comer y estarás atento de todos sus movimientos. También tendrás la oportunidad de guiar a los visitantes en su experiencia en Galápagos, en tus manos estará la importante misión de vigilar el bienestar de las tortugas durante las visitas, así como comunicar la problemática que enfrentan estos reptiles gigantes. ¡No podemos permitir que la historia del Solitario George se repita! Hace casi quinientos años las tortugas fueron el distintivo con el que se conoció a las Galápagos, tenemos que asegurarnos de que en quinientos años más, ellas sigan aquí.