Por: Armando Mixcoac
Cuando estamos en tierra firme, inmersos en una vida urbana activa y desgastante, cuesta trabajo imaginar que existan en nuestro planeta islas más grandes que incluso países completos y que la mayor parte de su territorio sea selva virgen. Detrás de Groenlandia y Nueva Guinea en cuanto a tamaño, se encuentra la isla de Borneo, en la punta oriental sur del continente asiático. Durante su historia ha pasado por varios dominios políticos, actualmente está repartida entre tres distintas naciones asiáticas: Malasia, Indonesia y Brunéi.
La mayor parte de su territorio continúa salvaje e inexplorado, aunque en años recientes la presencia humana se ha extendido por la isla. Según World Wildlife Fund (WWF, la mayor organización independiente para la conservación de animales en el mundo), de 1994 hasta nuestros días se han descubierto más de 400 especies nuevas de animales y plantas en Borneo, entre las que se pueden señalar variedades de peces, ranas y diferentes tipos de jengibre, y otros ejemplares florales. Asimismo, cuenta con una importante cantidad de especies endémicas: el elefante pigmeo, la pantera nebulosa, el oso malayo, el mono narigudo o el orangután rojo. Borneo es, por todo lo anterior, uno de los centros de biodiversidad más importantes en la Tierra.
Por desgracia, como está sucediendo con gran parte de las reservas de nuestro mundo, los bosques tropicales de Borneo están amenazados por el mal uso que los seres humanos han hecho de ellos. La deforestación es la principal causa de la pérdida de este maravilloso hábitat; de Borneo se ha sacado gran cantidad de la madera que se usa en todo el planeta, pero con consecuencias fatales.
Uno de los más afectados por esta situación ha sido el orangután rojo. En todo el planeta existen sólo dos tipos de orangutanes: los de Borneo y los de Sumatra (otra isla, perteneciente a Indonesia y que en un pasado muy remoto formaba una sola extensión de tierra con Borneo). Los orangutanes de Borneo se distinguen por ser más grandes que sus primos indonesios, además de tener una población mucho más grande, entre 45 y 55 mil individuos en estado salvaje. Ambas especies están catalogadas en estatus crítico de extinción, por la tala de los bosques donde viven y el tráfico ilegal para convertirlos en mascotas. Algunos expertos han aventurado estimar que, si no se toman medidas drásticas, en unos diez o veinte años los orangutanes podrían desaparecer.
Sería una tragedia. El orangután es el único simio originario de Asia, todos los demás provienen de África, y se dice que es el más cercano al Homo sapiens sapiens, es decir, el ser humano —al parecer, compartimos más del 90% del código genético con estos simpáticos peludos pelirrojos—. Sólo habitan en los árboles, casi nunca usan sus piernas, prefieren colgarse de rama en rama para recolectar frutas, el elemento principal de su dieta. Son sumamente inteligentes, se han llevado a cabo numerosos estudios para analizar sus cerebros y han demostrado ventajosas habilidades para resolver problemas y adaptarse a distintas situaciones. Sus sentimientos son muy similares a los de las personas y se pueden ver a través de esas caras amistosas y sonrientes, lo cual no quiere decir que no son fuertes y no están dispuestos a defenderse cuando hace falta. Son animales solitarios, los machos vagan solos por los bosques y las hembras permanecen hasta siete años con su hijo, lo cuidan con un remarcado instinto maternal. Será por todo ello justamente que orangután quiere decir: hombre del bosque.
Te invitamos a que viajes a Borneo y descubras por ti mismo este territorio verde y silvestre. Con nuestro programa de voluntariado vivirás dentro —sí, no cerca o al lado, dentro— del centro de protección de vida salvaje de Matang, ubicado en la parte malasia de Borneo. Ahí tendrás trato directo con los orangutanes que forman parte de su programa, convivirás con ellos, estudiarás sus pautas de comportamiento, ayudarás a construirles casas y a que se adapten para la vida salvaje.
Te aseguramos que será toda una experiencia de vida y, quién sabe, quizá logres estrechar vínculos con estos parientes no tan lejanos de nuestra raza y procurarles un futuro más promisorio: