Rehabilitación y cuidado de pingüinos en Sudáfrica

Este viaje abarcó mucho más de lo que yo esperaba. Conocí gente de todo el mundo, de mi edad y más o menos con los mismos intereses que yo,  e hice muy buena amistad con ellos, al grado en que es probable que algunos viajen a México a saludar el siguiente año.

Por otro lado conocí un ambiente completamente diferente al que yo conocía, Ciudad del Cabo es un espacio lleno de todo, podía ver los edificios altos a lado de las carreteras pero también podía ver cebras y babuinos corriendo a lado de los coches; hice todo tipo de actividades distintas, como ir a un safari, aventarse del paracaídas o esquiar en arena y vi el atardecer más bonito que he visto desde la punta de Lions Head.

Comí cosas que nunca había probado y que probablemente nunca más coma como cocodrilo, avestruz y gacela. Aprendí mucho sobre su cultura y sobre el apartheid.

El trabajo, no era lo que yo esperaba para nada, esperaba ir y acariciar pingüinos y luego irme, no fue así. Aprendí a entubar y alimentar pingüinos, gaviotas entre otros, pude entrar a una cirugía de pelícano y formar parte de una liberación de pingüinos de regreso al mundo salvaje, lo cual fue hermoso porque durante un mes yo estuve cuidando y curando esos pingüinos para lograr ese objetivo.

Y por encima de todo pude practicar y mejorar mi inglés.

Ana Elisa

VIAJA CON CAUSA A SUDÁFRICA